Es difícil cuando tenemos frente a nosotros las palabras pero no sabemos como hacer para ordenarlas. Cómo hacer que coordinen y expresen lo que habita en nuestra mente.
Es complicado poseer una idea entre manos que se mueve alborotada intentando escaparse, ir corriendo hacia ti y confesarte todos mis pensamientos. Todo ese interior que desconoces, que duele y avergüenza demostrar aunque no merezca ser mal juzgado.
Por esa razón no hay razones por las cuales esté escribiendo esto. Pero sentí la necesidad, había muchas cosas que se repetían, que ya las conoces. Es “lorito” el que quiere repetirte una y otra vez lo que siente.

Hay un instante preciso, uno mínimo, cuando apenas abres los ojos en la mañana... dicen que tu primer pensamiento es el clave, la primera palabra que se forma en tu cabeza es fundamental para cambiar el rumbo de nuestro día.

Tu nombre es mi primer pensamiento.

Tu nombre y todo lo que conlleva para envolverlo. Cada una de tus sonrisas, de tus lágrimas. Tus miradas sorprendidas y furiosas, aquellos sueños bajo la fría lluvia. Cada reacción o regaño, cada vez que dices mi nombre haciendo que mi corazón se detenga.
Eliminé cada prueba de aquella vida falsa, a causa de la demanda de quién soy. Aprendí a confiar en mí, en apreciar lo que puedo llegar a ser, a anhelar ser mejor cada día. Y como siempre, cada minúsculo cambio fue partícipe por ti. Porque eres la persona que inconscientemente me enseñó a no guardar nada, la persona que me obliga a confesarme continuamente.
Aquella que modifica mi vocabulario, mis opiniones, mi visión sobre las cosas.
Eres como el temblor de un maremoto que desarma todo de mí, como la fuerza de un huracán. Aún así eres mi calma, la que cuando algo falta trae paz para aliviarme. Un alivio que acarrea desesperación, desesperado por quererte, por que me quieras más de lo que me dices.

Tengo todo para alejarte de mí, razones suficientes para no permitir que tu corazón sufra. Antecedentes de la crueldad con la que soy capaz de tratar, como avanzaba aquel extraño pero perfecto jugador con un chip incorporado y eficiente. En numerosas ocasiones mi cabeza planeó apartarte, primero alejarte de mi para que no me afectaras. Cuando caí enamorado pretendí desviarme y que no cargaras con alguna traición, tenía la noción que te haría mal con el paso del tiempo. Que no podría evitarlo y que terminarías pagando mis rajaduras.

Pero es completamente imposible para mí en este momento desprenderme de lo que se enlazó con tanta fuerza. El destino puso su mano en nuestra historia para que permanecieras aquí, o soy demasiado egoísta de querer librarte del todo. Ahora soy capaz de convencerme de que puedo...de que quiero hacerte feliz. Tanto igual o más de lo que tú me haces a mí, aunque parezca imposible.
Has cambiado mi vida, mejorándola. Me has dado consejos, con palabras o sin ellas... ¿y yo? No soy una gran persona, no he podido devolverte el favor de guiar mis sueños a un mejor rumbo.
Lo que menos podía hacer era brindarte libertad para que seas feliz con otra persona, tu trabajo estaba hecho, yo ya había cambiado. Pero no pude evitar enfrentarme a un príncipe perfecto que me recordaba quién era quién en tu vida. Lamento si alguna vez esa pelea te afectó, no soy racional cuando se trata de celos.

En ese entonces me molestaba que supieras lo que sentía, cuanto había caído a tus pies. Me daba rabia saber que existía una persona perfecta, pero que los límites no me permitían alcanzar.
Supongo que ahora no viene al caso recordarlo, pero nunca dejé de sentirme mal por lo que causaba aquella competencia absurda. Ahora que soy capaz de decir “lo siento” sinceramente, no dejaré que pase más tiempo sin decirte que me arrepiento de todas esas cosas que te lastimaron de mí.

Hoy estuve revisando el historial, los posts desde el comienzo. Como hablábamos con miles de interrogantes y nadie entendía, solo nosotros. Cuanto me rompía la cabeza por escribirte que te quería, pero sin que lo supieras, que no te dieras cuenta. Que estupidez. Una estupidez que de a ratos extraño, creo que nada se compara con todas las indirectas y los rodeos insoportables que me encantaban leer.

Alguien me dijo una vez que pueden haber muchas elecciones en nuestra vida, que nuestros caminos son creados a la par de nuestras decisiones. Que transitamos por un suelo húmedo, recién creado por el destino, y que cada vertiente es una nueva opción que nos marcará de alguna manera.
Me alegra haber elegido éste camino, “no me arrepiento de aquel hola triunfal que me llevó a conocer tu alma”

¿Cómo se puede hacer feliz a alguien que tal vez no lo merece? No conozco la respuesta, pero se que hay personas como la princesa Susan que estarán dispuestas a dar solidaridad sabiendo que pueden sufrir las consecuencias.
Gracias, de nuevo. Puede que todo esto haya sido con el fin de agradecerte una vez más por salvarme de lo que estaba haciendo conmigo.

Lo tenía escrito hace tiempo, sin ningún objetivo en especial... tal vez sea sólo para revelarte mi verdad, para que te des cuenta de la inmensa confianza, el aprecio y el amor que generaste en mí. Tal vez sea para impresionarte, porque sé que con la verdad se gana mucho... aunque antes todo esto me hacía sentir egoísta. ¿Quién era yo para obligarte a decidir? Por más que dijera que aceptaría cualquiera de tus decisiones, indirectamente creía tener el derecho de presionarte. De insultar y odiar a aquél que tendría su futuro a tu lado, que tendría la suerte de ver mucho más tus ojos, tu sonrisa, sin poner excusas idiotas para poder apreciar tu rostro. De poder darte un abrazo cuando más lo necesitaras o de decirte cuanto te amaba sin que su corazón intente salirse de su pecho.

“Te quiero y a veces cuesta creerlo, pero es así. Te quiero sin las razones suficientes, por como eres, porque cuando te decepciono siento que no te merezco y que soy idiota al no poder expresarme libremente”

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decirles que las amamos

Alan Michael Kenzo

------------------------------------------------------------------------------

Se lo mal que hice al leer eso. Aunque… fue un error estúpido. Una casualidad de “borré un archivo y necesito recuperarlo” justo para ver una carta y oooh que carta ¬¬
Nah, de nuevo: Sé lo mal que hice al no hacer caso y leerlo. Casi rompemos todo en la pelea, y no quería… no quería saber. Pero ahí estaba, y leí. Se lo mal que hice al leerlo.
Una y otra vez, repasando cada oración, cada verdad estúpida. Cada letra como un cuchillo retorciéndose dentro de mí. Como esa sensación que ahoga lentamente, convirtiéndose en agonía. Pero no quise leer, no quise saber porque sabía. Yo ya lo sabía.
“Te quiero” Sabes lo mal que haces al escribirlo. Sabes lo mal que me haces al sentirlo? Y no soy nadie, después de todo no soy nadie para juzgar. Un momento… por qué? Por mi pasado? Claro, una linda venganza no? Genial. Pero me hubieras dado un aviso. Un aviso para empezar a construir de nuevo aquella muralla, aquella máscara que me protegía del dolor. Ahora se que jugaste bien, porque no tengo fuerzas para retrucar la venganza. Afk, qué hice ahora?
La razón por la que mi corazón late al escuchar tu canción, o al ver el brillo de tus ojos al sonreír.
Maldito sea MI corazón por depender de ti. Maldito maldito y ojalá se perdiera. Ojalá desapareciera. Aunque claro, es tuyo. Ojalá lo tiraras si todavía no lo has hecho. Ojalá lo abandonaras en medio de la nada para que las cosas lo atropellen, algún día lo buscaré para reírme de él y recordarle cuan estúpida es su existencia. Un corazón así nunca podrá compararse con un ángel. Un principe, un ángel, ahora que viene? ¬¬

No quiero entenderlo. Quiero dejar todo así para que mi enojo sea eterno. Un enojo sin razón, sin fundamento. Sin fundamento? “Ven a buscar a la princesa que está enamorada de ti” Y mi princesa? Dónde está MI princesa?
Ok, Susan Di`Masshes. Ok.

Alan.

Goodbye my almost… yeah yeah, goodbye y me lastima tanto que me siento estúpido. Fin del cuaderno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario